Cuando hablamos de diseñar pensando en el usuario, básicamente estamos hablando de anteponer siempre al usuario por encima de todo. Que sea el producto o servicio el que se adapta a él, no al revés.
Debemos focalizar nuestra atención en el usuario final del producto que vendemos y pensar el sitio web para él. Las necesidades, los objetivos y las limitaciones del usuario final de una interfaz o aplicación son el centro de cada paso en el proceso de diseño.
Los niveles de diseño
Existen tres niveles de acción para diseñar con el usuario en el centro. Para entendernos, utilizamos un sistema piramidal, donde podemos ver los tres niveles ordenados por orden de ejecución.
1. Arquitectura de la información
Organizar de forma coherente la información de las páginas, su distribución, funcionalidades y procesos. En pocas palabras: definir su estructura.
2. Usabilidad y servicios (UX/UI)
Definida la estructura, se plantea a nivel experiencial, desde el punto de vista del usuario, cómo se deben mostrar los elementos.
Una vez planificada la relación entre el sitio y los usuarios, debemos aplicar las medidas para que puedan llevarlas a cabo de forma efectiva, rápida y sencilla, sin interrupciones ni errores.
3. Estética
Es el estadio final, donde entra el diseño gráfico. Se trata de poner la imagen corporativa y un buen gusto estético a las ideas planteadas en las dos fases anteriores. La estética ayuda a hacer agradable la experiencia web, hace legible el contenido, destaca y diferencia secciones, etc.
La usabilidad rige la web. Si un usuario no encuentra algo, es imposible que pueda comprarlo.
Jacob Nielsen
Muchas veces cometemos el error de poner a nuestra marca en el centro de la comunicación. Pero cada vez, los usuarios reclaman su lugar y su importancia. Debemos crear nuestros productos digitales enfocados a satisfacer sus necesidades y así conseguiremos nuestros objetivos de negocio.
